El Ministerio de Vivienda está demostrando cómo los cambios pueden producirse construyendo sobre lo construido. Los anuncios hechos la semana pasada por la ministra de Vivienda, Catalina Velasco, con relación al programa Mi Casa Ya muestran a un Estado consciente de los aciertos de pasadas administraciones y capaz de recalcular la ruta para hacer aún mejor la implementación de subsidios e incentivos. Los $1,6 billones que se planean invertir este año en más de 50.000 subsidios para Mi Casa Ya son una buena noticia no solo para el mercado inmobiliario, sino para las personas con menos recursos que estaban buscando un apoyo para acceder a una vivienda.
Mi Casa Ya existe desde el 2015. Según datos del Ministerio de Vivienda, desde ese año se han desembolsado 233.547 subsidios, con un pico de 67.000 subsidios en el 2021 y con 44.000 subsidios entregados el año pasado. Se trata de una iniciativa formulada en gobiernos muy distintos ideológicamente al actual y tiene una lógica amable con el mercado: trabaja de la mano con la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) y con las constructoras para dar acceso a créditos de vivienda. Ahora, con la labor de la ministra Velasco, la administración Petro asegura su continuidad y le hace una reforma para garantizar que sirva para romper con la desigualdad.
Según la ministra Velasco, la “meta es que los subsidios beneficien a los hogares más pobres y vulnerables y que lleguen a todos los municipios del país”. Hablando con La República, la funcionaria explicó: “Hicimos un análisis de los subsidios entregados desde 2015 hasta 2022. Y 106.000 tenían Sisbén y sí estaba focalizado en hogares de ingresos bajos, pero se encontró 8 % de colados. Lo que sucedía antes era que no había declaración correcta de los ingresos del hogar”. Entonces, ahora, dijo en Caracol Radio, “los nuevos proyectos tendrán una mejor probabilidad de acceder a subsidios si se hacen en municipios de categorías 3, 4, 5 y 6, especialmente con la Vivienda de Interés Social (VIS)”.
Eso quiere decir que no se modifican las condiciones de acceso (ingresos de hasta cuatro salarios mínimos), sino que se les pide a todas las personas que aplican tener calificación en el Sisbén para que no haya fraudes al sistema. Tan importante como la continuación del proyecto es que a esta se llegó luego de un diálogo del Ministerio con Asobancaria y los gremios inmobiliarios. Se trata, entonces, de un esfuerzo del Estado con el sector privado para garantizar que las personas adecuadas reciban los subsidios y también para que la construcción vaya más allá de las cuatro ciudades principales del país.
A Colombia le conviene que a Mi Casa Ya le vaya bien. Si es un triunfo, logrará dinamizar un sector que jalona la economía nacional, les dará acceso a vivienda a las personas que lo necesitan y ayudará a romper brechas de desigualdad. Por eso, es una buena noticia la dada por el Ministerio de Vivienda y también una muestra de cómo puede operar el cambio sin construir enemigos en el proceso. Un modelo que otros ministerios deberían tener en cuenta.
