Realidad actual:
Muchos vivimos momentos donde el dinero no alcanza para lo básico: comida, transporte, arriendo, estudios.
Las deudas aprietan, los precios suben, y el estrés financiero nos roba la paz.
Incluso, hay quienes oran y sienten que nada mejora, y dudan: “¿Dónde está Dios cuando no tengo ni para comer?”
Pero la Biblia no ignora esta realidad:
Dios entiende nuestras necesidades, y la Biblia está llena de personas que vivieron crisis económicas:
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La viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8–16)
Tenía solo un poco de harina y aceite. Estaba preparando su “última comida” antes de morir…
➡️ Pero Dios proveyó diariamente, sin que la harina ni el aceite se agotaran.
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El pueblo de Israel en el desierto (Éxodo 16)
No tenían qué comer. Pero Dios les dio maná cada mañana. No les faltó nada.
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Jesús mismo
Nació en un pesebre, vivió sin lujos, y aún así multiplicó panes y peces para alimentar multitudes (Mateo 14:13–21).
➡️ El que no tenía riquezas materiales, tenía el poder del cielo para proveer.
Reflexión:
Dios no siempre llena tu billetera, pero siempre llena tu necesidad.
A veces su provisión no viene en dinero, sino en:
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Alguien que te invita a comer.
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Una puerta de trabajo que no esperabas.
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Un amigo que te ayuda justo a tiempo.
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Una sabiduría para administrar mejor lo poco que tienes.
Mateo 6:31-33
“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’ … Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.”
Oración:
Señor, tú conoces mis necesidades. A veces siento que no tengo nada, que no alcanzo, que me ahogo en deudas o escasez. Pero hoy elijo confiar en Ti. No en lo que tengo, sino en lo que eres: un Dios fiel, proveedor, Padre amoroso. Abre puertas, dame sabiduría y enséñame a depender de ti, no del dinero. Amén.
✅ Acción del día:
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Haz una lista de lo que sí tienes hoy (aunque parezca poco). Agradece.
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Ora con fe por provisión. Dios escucha.
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Y si puedes, comparte algo con alguien más. La generosidad en la escasez es una semilla poderosa.
