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“Queremos ser conscientes con nuestra música”: vocero del Festival Freedom
02/02/2023 21:53 en Mùsica

Jose Posada es el fundador del festival que llega a sus 15 años y es uno de los más importantes de la electrónica en el país. Habla de su génesis, de la escena actual y temas característicos de esta música, como los sonidos, la moda y las drogas. Esta edición va del 3 al 5 de febrero, en Medellín.

Jose era un geek. Vivía metido en su computador. Comenzaba el boom de la internet y antes de que la mayoría tuviera una página web, ya él había creado varias por puro hobby. Andaba en el parche de la música electrónica de Medellín. Se dio cuenta de lo disperso que estaba y se le ocurrió conectarlo. Creó una página web que llamó Medellín Style, que luego se convirtió en un colectivo. Unos años después fundó el Festival Freedom, que llamó la atención de mucha gente.

Al primer evento que hizo, en 2008, fueron 4.000 personas; al último llegaron cerca de 15.000. Al principio les rogaba a los DJ de otros países que vinieran a su festival, ahora ellos le imploran a él. Los DJ pasaron de cargar maletas llenas vinilos a memorias USB. Pasaron de repartir afiches en fiestas y universidades a difundir la información por redes sociales. El voz a voz aún se mantiene.

 

También se mantiene el mismo público, que es más cercano a una comunidad. Se ha ido sumando gente, DJ y escenarios nuevos. Muchas cosas nuevas. Ya Jose no es un geek, aunque sigue metido en su computador organizando todo lo relativo al festival.

 

La electrónica tiene una amplia gama de géneros y subgéneros. A Colombia entró por Cartagena y se ha establecido en Bogotá con el trance y con el house en Cali, por poner algunos ejemplos.

A Medellín le gusta más el techno, dice Jose que es por su aire industrial, gris y oscuro.

¿Cómo logró consolidarse la escena de la electrónica junto con el festival en Medellín?

Se consolida con la llegada del reguetón. Porque primero fue una tendencia masiva y la gente que estaba por moda se retira al reguetón. Más o menos en 2006 vuelve a haber otro boom de electrónica y techno. El festival consolidó la escena de manera orgánica por ser algo cultural, donde va la gente que de verdad le apasiona.

¿Se puede hablar también de una consolidación de la estética visual?

Hay algo de fashionismo, pero en realidad en este ambiente urderground, lo de afuera no tiene importancia, lo de adentró sí. La base del techno era la unión de los negros con los gais, con los blancos, sin drogas incluso. Como era algo tan nuevo en el sistema universal, ellos disfrutaban a punta de gaseosa y agua toda la noche con unos bafles grandes que sonaran duro. Eso era la adrenalina de escuchar electrónica en los 80. Hoy en día han entrado otro tipo de inmediaciones industriales, de todo tipo, de abajo y de arriba. Nosotros somos muy apegados a esa filosofía de todos con todos, ser snob en un país como nosotros, que hay tanta brecha social, es ser completamente inconsciente y lo que queremos con nuestra música es que seamos conscientes.

 

¿A qué te refieres exactamente cuando dices que hay cuestiones industriales de arriba y abajo?

Me refiero a que esta música sobrevivía con materia prima de sí misma y apenas se convierte en algo tan masivo ingresan personas e inversionistas que no tienen nada que ver con música y comienzan a verlo como un negocio, entonces eso contamina mucho y hace que se prostituya. Los sonidos cambian, se vuelve algo más funcional. Eso en cuanto a lo de arriba. Lo de abajo, como es un sistema social donde los narcóticos han estado subyacentes a todas las fiestas de todos los géneros musicales, no solo en la electrónica, pero tenemos esa carga y estigma por pura ignorancia. En los 15 años de Freedom, hay reportes en Gobierno, paramédicos y grupos de apoyo de que nunca se nos ha salido nada de las manos. En realidad, esto es una cultura donde la gente se cuida a sí misma y desde el festival hay prevención.

Ahondando en el tema de las drogas, uno asocia la marihuana o cocaína a los géneros más populares en Colombia, pero la electrónica es más cercana a los psicodélicos…

Sí, es que es una música muy hipnótica. Hoy en día el debate de los psicodélicos está muy quedado. Hay ejemplos como España, Portugal y Ámsterdam, donde hubo un consumo masivo los primeros años y luego se normalizó. Hay estudios que dicen que incluso en contextos controlados sirven para la depresión y un montón de cosas. Nosotros venimos de unas razas que creían netamente en la información que tenían los alucinógenos, los aztecas, los mayas, los incas y todas las culturas ancestrales ven eso como una forma de encontrase a uno mismo. El yagé, por ejemplo. Entonces, de alguna forma, esto es un ritual moderno.

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Pasando a lo musical, la guaracha es un derivado de la electrónica que tiene mucha fuerza en la ciudad, ¿por qué no tiene un espacio en el festival?

La guaracha es lo más comercial. El Freedom es más de avanzada, es más abstracto y la guaracha es lo menos abstracto, es lo más básico, muy parecido al reguetón.

¿Qué tiene el Freedom diferente a otros festivales en Colombia como el Baum, por ejemplo?

La curaduría y el sonido, que es la esencia del festival. El espectro visual también es muy importante. Entras allá y te sientes en otro lugar. Es un diseño de espacio muy estructural y arriesgado, que se aleja de los escenarios más cuadrados y nos ayuda a trasgredir no solo en el sonido, sino también en los espacios. Es muy estrambótico y te afecta tanto por los ojos como por los oídos.

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